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domingo, 22 de julio de 2012

Precisamente tú. Capítulo 3.


Capítulo 3.
Borja:


Hola a todoss!! Siento haber tardado tanto en subir, pero como algunos os habréis dado cuenta, cerré el blog, la razón fue que me van a publicar un libro, y me dijeron que no podía tenerlos en Internet, pero como no quería dejar de subir, pues aquí estoy, de nuevo, con un nuevo capítulo un poco corto, pero ya os recompensaré. Dentro de poco volveré con otro.
PD: los seguidores de Sin corazón, siento haber cerrado el blog, pero es que esa historia si que me haría ilusión publicarla, me he esforzado mucho con ella y no quiero dejarla solo aquí. Por cierto quien quiera saber del libro que voy a publicar que me avise.
Bss

Tengo a un hombre calvo delante de mí, me está enseñando el instituto, un lugar al que voy a tener que asistir todos los días de mi vida hasta que termine 2º de Bachiller y para eso la verdad es que queda bastante.
Es última hora según le entendí, aunque bien podría haber dicho que era primera que no me hubiera enterado, realmente no le hago ningún caso, ese sitio ni va ni me viene. Pasa por las clases y me va diciendo de qué es cada una, pero yo solo le miro y asiento, mi cabeza no está en ese lugar.
Vamos al ala este del instituto y veo como dos chicas salen de clase, una con la cabeza baja y la otra con una sonrisa en la cara. No me hubiera importado esa situación si no hubiera visto la cara de una de ellas. El corazón se me para al ver que en el pasillo que está  justo enfrente de mí, está Leslie conteniendo las lágrimas. Sus ojos brillan y su cara muestra una mueca afligida, la otra chica le dice algo y ella vuelve a girar la cabeza con una mueca de odio.
Quiero acercarme, estoy a tan solo unos pasos de ella, pero el hombre calvo que tengo delante hace que baje las escaleras que están a su lado. Ella no me ve porque la profesora sale.
Se mete en su despacho, donde está mi “nueva madre”, el hombre le cuenta cosas y ella asiente y sonríe, firma unos cuantos papeles, yo paso de ellos, estoy utilizando todas mis fuerzas para no levantarme de ahí e ir a buscarla para ver qué le pasa.
El tiempo corre y mi paciencia con él, miro la hora, las dos menos un minuto. El hombre se levanta, le tiende la mano a Leticia y luego me mira a mí y también me extiende la mano.
-Espero no verte por mi despacho y nos vemos mañana, un placer conocerte, chaval.-salgo del despacho con paso apresurado, pero me paro al escuchar un horrible sonido, es el timbre avisando de que las clases han acabado. Me meto por entre la gente que pasa, algunas chicas me miran, pero yo solo busco un rostro.
No encuentro el de ella, pero sí el de la chica que estaba con ella en la puerta. Ella me mira y esboza una sonrisa, no es para nada guapa, no es mi tipo, pero algo un poco desagradable se me está pasando por la cabeza. Si esa chica es la responsable del sufrimiento de Leslie, me las pagará.
Salgo de ese lugar y me monto en el coche que me está esperando, Leticia me mira con una sonrisa, la cual se le desaparece del rostro cuando Leslie entra en el coche con unas lágrimas deslizándose por sus mejillas.
-¿Cariño, qué te ha pasado?-yo me abstengo de la conversación, pero aprieto fuertemente los puños para no pegarle a alguien o a algo.
-Nada.-responde con la voz entrecortada y sorbiendo por la nariz. La miro por primera vez desde que a entrado al coche y veo que está temblando.
-¿Leslie, han abusado de ti?-Leslie la mira con una mueca, sin poder creer lo que su madre le está diciendo, realmente tengo ganas de matar a alguien.
-No, no, no, ¿qué dices?
-Leslie, dime la verdad y vamos ahora mismo a la policía.
-Que no mamá, que es culpa de Bárbara, es una idiota, yo…
-¿Qué te ha hecho?
-Nada, mamá, déjalo.-las lágrimas siguen saliendo y su cuerpo se convulsiona. Por una vez en mi vida siento unas ganas irrefutables de abrazarla y consolarla, de protegerla de todo mal.
Llegamos a casa y ni siquiera me da tiempo de agarrarle la mano, sube corriendo a su habitación y se encierra, sin comer, sin saludar, sin nada.
-¿Hemos vuelto al pasado?-me quedo mirando a su padre que mira con gesto ausente las escaleras por las cuales acaba de desaparecer su hija.
-¿A qué se refiere?-le pregunto al hombre de pelo gris.
-Cuando era pequeña siempre llegaba así, ¿pero qué ha pasado?
-Se han vuelto a meter con ella.-el padre asiente con una cara extraña. Yo dejo al matrimonio hablando y subo las escaleras, entrando en la habitación sin llamar.
-¡LÁRGATE! ¡QUIERO ESTAR SOLA!
-No, no lo haré, Leslie no estás sola.-me acerco con paso vacilante a la cama.-Ahora me tienes a mí, dime qué te pasa preciosa. Confía en mí, yo no te haré daño.-levanta la cara de la almohada y consigo ver su rostro, tiene las ojeras marcadas con un fuerte rojo, igual que su nariz, y no consigo reprimir una carcajada cuando hago una comparación con Rudolf, el reno.-¡Tu nariz!-suelto una carcajada y ella me tira la almohada.
-¡NO TE RÍAS DE MÍ!
-Es que…-vuelvo a soltar una carcajada.-Mírate en el espejo.-ella me mira mal pero me hace caso, se levanta y se mira en el espejo del ropero. Luego gira la cabeza y veo que tiene una expresión seria, la cual solo dura unos segundos porque se echa a reír.- ¡Pareces Rudolf!-ella suelta una fuerte carcajada al ver que tengo razón.
-No es justo que te rías así de mí.-replica cuando ha consigue parar la risa.
-Tú también te ríes.
-Cierto.-se acerca a la cama y se sienta, dedicándome una sonrisa.
-¿Qué te ha pasado, pequeña comadreja?
-¿Pequeña comadreja?-me mira extrañada pero con la sonrisa aun en sus labios.
-Sí, a partir de ahora eres mi pequeña comadreja.-me acerco a ella y le rebujo el pelo mientras me siento a su lado.-Cuéntame que te pasa.
-Cuén-ta-me, como te ha ido, si has conocido la felicidad, cuén-ta-me como te ha ido, en tu viajar, por este mundo de amor. Volverás dije aquel día, nada creías y tú te fuiste de mí…
-¡YA! No queremos quedarnos sin cristales.-sonríe y luego mira el piso.-Dime qué te pasa, y no cambies de tema ni busques una canción.
-Lo de siempre, la gente es idiota y como no tienen más cosas que hacer, se ponen a destruir sueños ajenos.
-¿Esa tía que estaba contigo en la puerta de tu clase, verdad?
-¿Cómo sabes eso?
-Te vi, estuve con un calvo que me estaba enseñando el instituto.
-Cuidado que ese calvo es el jefe de estudios.
-No creo que se entere de lo que le digo.
-Quien sabe…
-¿Y qué fue lo que te dijo?-pregunto volviendo al tema de verdadera importancia.
-De todo, monstruo, friki, estúpida, que nadie me quiere, que mis libros no sirven…
-¿Cómo se llama?
-Bárbara, es mi mayor enemiga, creo que nunca nadie me ha odiado tanto.
-Te odia porque te tiene envidia.
-Me odio porque no soy una puta.
-También.-le dedico una sonrisa y la abrazo, notando como sus lágrimas inundan mí camiseta.-Nunca más, nadie se meterá contigo, pequeña comadreja.